El origen del melocotón melba

María Mestayer de Echagüe
«Marquesa de Parabere»

El origen del melocotón melba

Este postre es tal vez el que más fama ha proporcionado al gran maestro de la cocina Escoffier.

No doy su receta, pues la hallará quien quiera en mi libro de Confitería y repostería; lo que sí, su historia, contada por el propio Escoffier:

«Cuando en junio de 1900 dediqué ese delicioso helado a madame Melba, hacía tiempo la conocía. Durante sus dos temporadas de ópera en el Covent Garden, en los años 1892-1893, se había hospedado en el Hotel Savoy de Londres[50]. Asistiendo una noche a la representación de Lohengrin, la entrada del cisne, que aparecía majestuoso en escena, me inspiró la idea de hacer una sorpresa a la gran cantante, a fin de testimoniarle mi admiración y la satisfacción de la velada que había pasado escuchando su maravillosa voz.

»Al día siguiente, habiendo invitado la señora Melba algunos amigos a comer, aproveché la ocasión, y les serví en una gran fuente de plata un hermoso cisne tallado en un gran bloque de hielo; entre las alas coloqué los melocotones pochados en almíbar reposando sobre un lecho de helado de vainilla y cubrí los melocotones con un velo de azúcar hilado… El efecto fue sorprendente, y la señora Melba se mostró muy agradecida a mi gentileza. La artista, a quien no había vuelto a ver hasta últimamente en París, en el Hotel Ritz, durante nuestra conversación me habló de mi inspiración culinaria de aquel tiempo; por consiguiente, ella ha guardado siempre el recuerdo.

»Durante este intervalo comprobé que los melocotones simplemente acompañados de helado no me convencían; me parecía que les faltaba algo; ese algo era el perfume tan fino de las frambuesas frescas. El conjunto del helado a la vainilla, los melocotones y la frambuesa fue la solución del problema.

»Es así que en la apertura del Carlton Hotel, de Londres, dediqué a la célebre cantante mi creación El melocotón Melba».