Anécdota sobre el sitio de París en la guerra de 1870 a 1871

María Mestayer de Echagüe
«Marquesa de Parabere»

Anécdota sobre el sitio de París en la guerra de 1870 a 1871

Empezaremos por reproducir el menú que fue servido en el restaurante Voisin el día 25 de diciembre de 1870, cuando París llevaba noventa y nueve días sitiado por los ejércitos alemanes.

Entremeses

  • Mantequilla, rábanos, cabeza de asno farcida, sardinas.

Sopas

  • Puré de judías encarnadas con costrones
  • Consomé de elefante

Entrantes

  • Pescados del Sena fritos
  • Camello asado a la indiana
  • Cibet de canguro
  • Chuletas de oso en salsa picante

Asados

  • Pierna de lobo, salsa Chevreuil
  • Gato asado guarnecido de ratones
  • Ensalada de berros
  • Terrinas de antílope con trufas
  • Setas a la bordelesa
  • Guisantes con mantequilla

Dulces

  • Pastel de arroz con confituras

Postres

  • Queso de Gruyère

Vinos

  • PRIMER SERVICIO
    Jerez, Latour-Blanche 1861
    Ch. Palmer 1864
  • SEGUNDO SERVICIO
    Mouton Rothschild 1846
    Romanée Conti 1854
    Bellenfer frappé
    Grand Porto 1827

Café

Licores

ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LA COCINA DURANTE EL SITIO DE PARÍS.- El menú que reproducimos es una evocación de los aciagos días, y a la vez un documento de valor; fue, sin duda, un menú de sociedad, pues no lleva ninguna nota. Seguramente por la fecha, 25 de diciembre, sería un reveillon[215]. No deja de ser muy interesante conocer los precios establecidos en aquellos tiempos de carestía por los restaurantes de París.

Con el folleto Menús de un restaurante de París durante el sitio, L. Restaurant Peter’s, pasaje de los Príncipes, Berte menciona las listas de las comidas desde el 19 de diciembre hasta el 28 de enero, día de la capitulación, época la más crítica, y durante aquellos días de tribulación gastronómica echaron mano de los ejemplares zoológicos del Jardín Botánico. Aparte del caballo, el mulo, el asno, el perro, el gato y las ratas, no era corriente mencionar en los menús el elefante, el camello, el antílope, el oso, etc.

Con semejantes primeras materias los cocineros sitiados pudieron, dentro de lo posible, atraer la curiosidad de los aficionados y crear nuevos platos. Es muy sensible que Berte no se haya extendido más en este sentido, pudiendo su pluma hacernos una historia completa de la alimentación parisién en aquellos tristes meses.

Con fecha 17 de diciembre un autor relata que 2500 huevos de conserva comprados a 1,20 la docena fueron vendidos por la casa a 1,50 la pieza. El día 1 de enero de 1871 el restaurante compró 2500 kilos de elefante a 30 francos el kilo. El servicio de mesa empezó a las seis y a las 6,35 no había ni pizca de guiso de elefante, habiéndose sacado de la venta 600 francos; así se fue vendiendo en toda la semana, pero en lugar de elefante era caballo. ¡En gastronomía, como en cualquier otra cosa todo lo salva la fe!

El 27 de diciembre un oso del Jardín Botánico fue vendido por 200 francos. He aquí los diferentes precios de artículos pagados por el restaurante: El caballo, el mulo, el asno se vendían a 8 francos el kilo; el tocino, a 24; el cerdo, a 3 el kilo; una cabra, 80; un pequeño corderito, a 150; una ternera de doce días, 200; el jamón, 24 el kilo; un perro, 4 el kilo; un gato, 8; una rata, 2, un conejo, 45; en los últimos días, un pollo, faisán o pato, 50 pieza; una paloma, 12; dos pavos, uno 120 y el otro 150.

Patatas, 50 francos decalitro (el 13 de enero); el queso de Gruyère, 22 el kilo, etc.; como de pescado había solamente del Sena, era muy buscado y caro.

Precios marcados en las listas del expresado restaurante:

  • Mantequilla, 4 gramos: 1,75
  • Entremeses: 1
  • Fritura: de pescado: 6
  • Caballo o mula, braseado o adobado: 4,50
  • Pierna de asno en salsa toussenel: 5,50
  • Corzo, salsa picante: 5
  • Salteado de dromedario: 6
  • Estofado de carnero y de perro: 5
  • Cibet de gato: 6
  • Salteado de rata: 3,50
  • Media paloma con aceitunas: 12
  • Alcachofas: 2,50
  • Cardos: 3,50
  • Espárragos: 3,50
  • Patatas salteadas: 2,50
  • Peras o manzanas: 1,25 etc.

La exactitud de estos precios ha sido confirmada por Genin. Estos precios, que entonces parecían exagerados, nos parecen a nosotros reducidísimos, y cuando se comparan éstos con los de Madrid durante el Movimiento resultan baratísimos. Mi hijo ofreció, estando yo enferma, hasta veinticuatro duros por dos huevos —hubiera dado más—, y no se los quisieron vender; tan sólo lo cambiaban por tabaco, el dinero no les interesaba…