Un sabio centenario y con buen estómago
En cambio, el longevo Bernard le Bavier de Fontenelle (1637-1757), secretario perpetuo de la Academia de Ciencias de París, era un amante de la buena cocina, y lo demuestra la siguiente anécdota:
Le gustaban extraordinariamente los espárragos «a la vinagreta»; en cambio su amigo, el cardenal Dubois, que también era entusiasta de ellos, los prefería salteados con mantequilla.
Un día fueron ambos invitados a comer por la marquesa de Tencin, que, conocedora de sus gustos dispares, mandó se prepararan la mitad de los espárragos con vinagreta y el resto con mantequilla. Así se lo previno a Fontenelle, que fue el primero en llegar. A los pocos minutos llegó un mensajero a advertir que, el cardenal, víctima de un ataque, se moría. Al escuchar esto Fontenelle se plantó de un salto en la cocina diciendo a voces al cocinero:
«¡Todos a la vinagreta! ¡Todos a la vinagreta!».
Volviendo acto continuo al salón para afligirse en compañía de la marquesa de la suerte de su amigo.