Un documentado y vivido «Discorso della vita sobria»
Los cronistas de la Edad Media se han preocupado poco de registrar los casos de longevidad de su tiempo. Para tropezar con un centenario que valga la pena de ocuparse de él hay que llegar al italiano Luigi Cornaro, que nació en Venecia en el año 1466 y falleció en Padua en el año 1566, del que ha quedado un magnífico retrato pintado por Tiziano.
Luigi Cornaro había llevado una vida disipada hasta los cuarenta años, en que estuvo en peligro de muerte. Según los médicos la temperancia tan sólo podía salvarle. Aterrado Cornaro, pasó repentinamente de la disipación más absoluta al régimen más estricto. Régimen que tan sólo le permitía tomar doce onzas de alimentos sólidos y catorce onzas de vino al día; método que no alteró hasta el fin de su vida. Dejo escrito Discorso della vita sobria, cuyos preceptos recogen muchos higienistas modernos.
En la Historia se dan muchos ejemplares de centenarios abstemios: el abate Hasech que nació en Lieja, en el año 1401 y que vivió ciento veinticinco años; dio el secreto de su longevidad cuando contestó a un obispo que se lo preguntaba: «He sabido evitar las tres enfermedades mortales al hombre: las mujeres, la embriaguez y la cólera».