Los veinte aforismos de Brillat-Savarin:
- El Universo no es nada, sino por la vida, y todo el que vive se nutre.
- Los animales llenan su estómago; el hombre come; el hombre de ingenio es el único que sabe comer.
- El destino de las naciones depende de su alimentación.
- Dime lo que comes y te diré qué eres.
- El Creador, al obligar al hombre a que coma, le convida a ello por medio del apetito y le recompensa por medio del placer.
- La golosina es un acto de nuestro raciocinio, por la cual damos preferencia a las cosas gratas al paladar sobre aquellas que carecen de esta cualidad.
- El placer de la mesa es de todas las edades, de todas las condiciones, de todos los países y de todos los días. Puede asociarse a todos los demás placeres y es el único que nos queda para consolarnos de la pérdida de los demás.
- La mesa es el único sitio en que nadie se aburre durante la primera hora.
- El descubrimiento de un nuevo manjar contribuye más a la felicidad del género humano que el descubrimiento de una estrella[1].
- Aquellos a quienes se les ha indigestado la comida o que se emborrachan no saben ni comer ni beber.
- Los comestibles serán presentados en esta forma: Primero, los sustanciosos; después, los más ligeros, progresivamente.
- Las bebidas, primero las más ligeras, acabando por las más cargadas de alcohol.
- Es una herejía el pretender que no se ha de beber más que un vino en una comida de consideración; el paladar se embota, y al cabo del tercer vaso, no tiene ya sabor particular el mismo vino.
- Postre sin queso es como una hermosa que fuera tuerta[2].
- El asar no depende de la práctica, nace con uno; el cocinero se hace. Es decir, que se aprende a guisar, pero sólo por intuición se asa bien. (No estoy muy conforme con esto; para ser «cocinero» son necesarias muchas más cosas que no se adquieren: gusto, paladar, invención, saber sacar partido, etcétera, etc.).
- La cualidad sobresaliente del cocinero es la puntualidad; también ha de ser la del convidado.
- Esperar demasiado a un convidado es una falta de respeto para los demás convidados presentes.
- El que convida a enemigos y no se cuida con esmero de lo que van a comer, no merece tener amigos.
- A la dueña de la casa incumbe asegurarse de la cumplida preparación del café, al dueño de la casa toca ocuparse de los licores.
- Convidar a alguien es tratar de hacerle grato el tiempo que permanezca en nuestra casa.