La leche

María Mestayer de Echagüe
«Marquesa de Parabere»

La leche

Es un error creer que la leche puede ingerirse impunemente en sustitución de cualquier otra bebida. La leche es un alimento completo, y tomándolo durante las comidas, como lo hacen algunos, aumentan considerablemente la cantidad de alimento ingerido. Tomada a tragos, no provoca secreción gástrica alguna, de manera que en vez de favorecer la buena digestión de la comida la perjudica. Recomendamos, por tanto, que, antes de añadirla a la comida se consulte con el médico.

A continuación daremos algunos consejos sobre la manera de ingerir la leche; ésta se ha de beber a buches espaciados y mejor aún, a cucharadas.

A nadie, supongo yo, se le ocurriría tragarse un bistec entero; la digestión, cuando menos, resultaría difícil. Por tanto, ¿no sabemos hacer lo mismo con la leche, que cayendo de golpe en el estómago formará un cuajo que difícilmente se disgregará con los jugos gástricos, lo que no sucederá si la leche bebida despacio va cuajándose poco a poco? Tomada como lo indico se impregnará de saliva, condición indispensable para la buena digestión de cualquier alimento.

Y ahora examinemos el régimen lácteo para enfermos, o sea la leche tomada excluyendo cualquier otro alimento. Estos enfermos —pues si no lo estuvieran no se someterían al régimen lácteo— tienen dos tendencias: o absorber la leche en demasía temiendo debilitarse, o no tomar bastante porque les cae pesada; ambos extremos son igualmente perjudiciales.

Para poder soportar durante bastante tiempo dicho régimen, el tope de la cantidad que puede ingerir es de tres litros en las veinticuatro horas; sobrepasando esta cantidad pronto se llegará a la intolerancia e indigestión —se suele combatir la indigestión echando un poco de bicarbonato a la leche, pero no a todos les gusta el sabor que le comunica.

Si se restringe la cantidad de la leche indicada se provocará una debilidad que irá en progresión, resultando más perjudicial aún que la indigestión.

Y para poder soportar la leche como alimento único, la persona sometida a dicho régimen no podrá desempeñar trabajo alguno, ni manual ni mental. Los individuos que tienen que llevar ese régimen son enfermos y, por tanto, necesitan un reposo absoluto.

Los niños criados a leche sola (nos referimos a los mayores de seis meses) no suelen ser tan fuertes como los que toman además algún otro alimento apropiado a su edad.

Los niños criados exclusivamente con leche suelen criarse gor dos, pero menos fuertes que los alimentados con alimentos mixtos.