Manjares predilectos de algunos literatos del siglo XIX

María Mestayer de Echagüe
«Marquesa de Parabere»

Manjares predilectos de algunos literatos del siglo XIX

Los dos hermanos Goncourt —autores de Ana de Mauperin— eran entusiastas del turbot à la sauce hollandaise —una holandesa mejorada con «mantequilla de langosta»—, así como de la pintade poêlée à la strasburgwese —pintada rellena de nouilles, trufas y foie gras—; en cambio León Daudet prefería la barbue à la Mornay —barbo en salsa Mornay: bechamel, queso y tomate—; y Roland Dorgelés, la glacé à la vainille —un helado de vainilla adornado con rodajas de piña flambeadas con kirsch—. En cambio Huysman, protestante y ateo —pero siempre preocupado del diablo—, que al final de su vida se convirtió al catolicismo y fue oblato en un convento, era tan apasionado del pot au feu (puchero) que en una de sus obras, tal vez la más horrible, le dedica casi un capítulo entero.