El origen del «sandwich»
Los sandwiches, o sea «emparedados» en castellano, los inventó un aristócrata inglés, John Montagne y cuarto conde de Sandwich, que se hizo célebre con su invento[51]. Este aristócrata, nacido en 1718 y fallecido en 1795, fue un empedernido jugador. Jugaba noche y día, y era tal su afición que ni tan solo para comer quería dejar la partida. Para alimentarse sin tener que dejar de jugar inventó los sandwiches, es decir, dos sendas rebanadas de pan bien embadurnadas de manteca y con un trozo de carne o jamón al medio. Esto les pareció de perlas a los otros jugadores, y de uno a otro fue propagándose la moda, primero entre sus amistades y luego al mundo entero. Se empezó a vender en Londres, y hoy día hay muchos comercios dedicados a esta venta, expendiéndose más de cuarenta sandwiches distintos.
Los sandwiches o emparedados se confeccionan con pan de molde —pan de mucha miga y muy compacta y de forma cuadrilarga—; previamente descortezado el pan, se corta en rebanadas delgadas, se untan con manteca de vaca y se juntan de dos en dos, colocando en medio lo que más guste: jamón, rosbif, gallina trufada, chorizo, etc.
Los primitivos —los que inventó Sandwich— tenían la misión de nutrir mucho en poco volumen; por tanto, siempre llevaban al medio un trozo de rosbif o jamón. Posteriormente se ha fantaseado poniendo pechuga, carne o jamón, adicionadas de mostaza, pepinillos, tomate, etc. Igualmente se rellenan con pescado o marisco o con ensalada rusa…
Más recientemente se pusieron de moda los sandwiches calientes, rellenándolos con queso y jamón, huevos revueltos, queso y carne, etc.
Nosotros los hemos adaptado al gusto español, los famosos «bocadillos», consistentes en panecillos cortados a la larga y puesto al medio un pedazo de jamón o carne. Cuando lleva un trozo de solomillo se llama «pepito» y en Bilbao «perro» —con solomillo o chorizo u otra combinación cualquiera.
No necesito decir que el refinado continúa preparando los sandwiches a la inglesa o al estilo francés: en «canapés», consistentes estos últimos en una sola rebanada de pan formando zócalo y adornándolo por encima a capricho. Los sandwiches alemanes se diferencian de los ingleses en que en los ingleses hay más pan que guarnición, y en los alemanes mucha más guarnición que pan. Esto lo afirmo por experiencia propia, por una estancia que hizo la escuadra alemana en el Abra (Bilbao), poco antes de la anterior guerra mundial. Los marinos alemanes, que venían mandados por el hermano del Káiser, príncipe Enrique de Prusia, nos obsequiaron con muchas fiestas, y puedo certificar que jamás vi trozos mayores de queso, jamón o carne en láminas más delgadas de pan. Aun en la mesa del príncipe Enrique no era muy refinado lo que nos servían, pero sí todo en cantidades enormes y que se renovaban sin parar. La cerveza, que regalaban a todo el mundo, era estupenda, y el príncipe Enrique, con su hijo, fue el primero que se tendió en las próximas playas a tomar baños de sol, ante el estupor de los presentes. Les parecía el colmo de la inmoralidad. Desde entonces…
Y como documento histórico diré que el príncipe Enrique de Prusia, hermano de Guillermo II, hablaba el francés mejor que un parisién, y que era sumamente hablador…