Anécdotas sobre la fresa

María Mestayer de Echagüe
«Marquesa de Parabere»

Anécdotas sobre la fresa

La fresa y Francisco I

Este rey sentía pasión por esta fruta, y a su impulso tomó tanto auge su cultivo. En sus jardines se cosechaba en grandes cantidades la variedad de fresa llamada por los franceses la de «cuatro estaciones» y por nuestros fruteros la «generosa».

Francisco I, derrotado en Pavía en 1525, traído prisionero a Madrid, alojado en la Torre de los Lujanes, tuvo un día el capricho de comer fresas. Esta fruta era totalmente desconocida en Madrid; hubo, por tanto, que pedirla urgentemente a Francia, a fin de satisfacer al prisionero.

Los primeros envíos produjeron tal admiración entre los palaciegos, que robaban cuantas podían. No solamente para comerlas, sino principalmente a fin de recoger la semilla y sembrarla en sus jardines; pero al ver que no germinaba creyeron que Dios castigaba su hurto, pues ignoraban que esta fruta no se reproduce y multiplica por simiente, sino por acodos. Marchóse Francisco I, y no hubo más fresas en Madrid hasta que otro rey de origen francés, Felipe V, nieto de Luis XIV y bisnieto por su madre de Felipe IV, echó de menos el delicioso fruto…

Al visitar los vergeles que Felipe II había creado a orillas del Jarama, se dispuso a arreglarlos y engrandecerlos, y fue entonces cuando pidió le enviasen de Versalles los más frondosos fresales, a fin de aclimatarlos en España; y gracias al primero de los Borbones españoles Aranjuez posee la admirable producción fresera que luego se extendió por todas las regiones de España.

Menos en Sevilla, me consta. En 1885 las alumnas del colegio de mademoiselle Celia, del que haré mención en otro artículo, regalamos a nuestra profesora de piano un frutero de cristal azul con unas rosas de porcelana al borde (tengo buena memoria), y mademoiselle Celia dispuso se llenara de fresas (gran objeto de lujo, pues tan sólo las cultivaba en pequeña cantidad, y las vendía carísimas, un hortelano francés…). Una fresa menuda, parecida a la de Aranjuez, pero con poco aroma…

Fíjense que me refiero a Sevilla y me remonto al 1885… En cambio Alejandro Dumas no tiene boca para ponderar las fresas de Aranjuez y los fresones gallegos, y era más anterior aún…

* * *

En 1712 Luis XIV envió a un naturalista de su reino, llamado Fraisier, a América del Sur, a fin de que estudiara las riquezas naturales de su suelo para transplantar y aclimatar al suelo francés las que merecieran la pena.

Este sabio descubrió el fresón, pues hasta entonces en Europa tan sólo era conocida la fresa pequeña, estilo Aranjuez.

Fraisier se trajo la planta de esa variedad de fresa y la entregó a M. de Jussieu, jardinero en jefe del rey. Esta deliciosa fruta se llamó fraise por el nombre de su protector.

Los indios llamaban a la fresa llahuen. Con la fresa, fabricaban un alcohol maravilloso, que hoy, por desgracia, ha caído en el olvido.